La catedrática María Ángeles Pedreño lleva años investigando cómo aprovechar la cantidad, cada vez mayor, de materia vegetal que se desperdicia en los actuales procesos de producción agrícola. La sensibilidad por el cuidado del medio ambiente de esta académica de número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia va más allá y llega a su obstinación por reciclar pasando por su querencia a un Mar Menor del que lamenta no poder disfrutar como cuando era niña, y no precisamente porque sea ella la que ha cambiado, sino la laguna. En lo que a Pedreño respecta, siempre carga con sus gafas de bucear a cualquier parte que le lleve su agitada vida profesional, por si hay un mar al que escaparse.
-¿Produce la agricultura actual más desperdicios que la que generaba la de nuestros abuelos?
-Claro que se producen muchos más desechos vegetales en la actualidad que en épocas pasadas. El crecimiento de la población ha incrementado mucho las áreas de cultivo, y con más producción se generan más subproductos vegetales. Además, la demanda de productos hortícolas ha cambiado. Antiguamente, cuando ibas a comprar apio te vendían toda la planta. Ahora se desecha prácticamente toda la parte foliar y lo que se vende son los tallos envasados en plástico con algunas hojas. El resto, que es más de la mitad de la planta, se queda en los campos de cultivo. Es impresionante ver el proceso de recolección y envasado ‘in situ’, en el mismo campo, y comprobar cómo se queda el terreno cubierto con un manto de tallos jóvenes y hojas. Algo parecido ocurre con el brócoli, en el que lo que se comercializa son las pellas (floretes) cuando alcanzan un peso de entre 350-450 gramos, y se abandona en los campos de cultivo más del 60% de la planta, entre troncos y hojas.