Las plantas, a pesar de ser organismos vivos que apenas se mueven, son capaces de reaccionar a los cambios que se producen en el medio natural. Para ello ponen en marcha un arsenal de compuestos que utilizan para defenderse de los organismos depredadores, de las infecciones causadas por hongos y bacterias y de otras plantas con las que compiten por la luz, el agua y los nutrientes que necesitan para crecer y desarrollarse. Por eso, las plantas presentan algunas peculiaridades que las diferencian de cualquier otro ser vivo. Ellas se fabrican sus propios alimentos para crecer y desarrollarse mediante la captación de la luz solar a través de la fotosíntesis. Además, destinan una buena parte de su energía a la síntesis de compuestos relacionados con la defensa que tienen un papel primordial para su supervivencia. Entre sus estrategias de defensa destacan la producción de compuestos que imposibilitan el crecimiento y provocan la muerte de plantas competidoras cercanas a ellas. También sintetizan sustancias con propiedades antimicrobianas que impiden el crecimiento de hongos y bacterias, evitando ser infectadas por estos agentes patógenos. Además, son capaces de generar compuestos para sobrevivir en condiciones climáticas desfavorables como altas temperaturas y sequía o presencia en los suelos de cantidades elevadas de sal. Otros tipos de compuestos están dirigidos hacia la perpetuación de la especie vegetal mediante la atracción de organismos polinizadores (insectos) y dispersantes de semillas (pájaros y herbívoros), hacia la colaboración con organismos beneficiosos del suelo y la cooperación entre plantas, en este caso, produciendo sustancias que avisan a las plantas vecinas de un peligro inminente.

Dada la amplia diversidad de compuestos con actividad biológica que las plantas producen, nuestro equipo de investigación se especializó en sistemas de producción de estos compuestos bioactivos, extrayéndolos de los subproductos vegetales que se quedan en el campo. Nuestra idea es lograr el ‘desperdicio cero’ y la transformación de los desechos vegetales en productos comercialmente viables para la agricultura. Por eso hemos puesto en marcha una nueva línea de productos bioestimulantes y antifúngicos basados en el uso de extractos enriquecidos en compuestos bioactivos extraídos de los subproductos vegetales para conseguir un adelanto en las cosechas, acelerando el proceso de germinación y favoreciendo el crecimiento de los cultivos hortícolas, protegiéndolos de infecciones y adaptándolos a los cambios climáticos desfavorables que se están produciendo en la actualidad.

Esta línea de actuación supone una importante ventaja para las empresas ya que, además de obtener los productos hortícolas, obtienen un beneficio económico adicional por la venta de bioestimulantes y fungicidas naturales, que son totalmente biodegradables y no tóxicos para las plantas y sus consumidores.

Buscamos el desperdicio cero y transformar los desechos vegetales en productos viables para la agricultura

Más productividad

Este sistema da respuesta a la demanda actual del sector agrícola que necesita dar salida a los subproductos hortícolas; que necesita ser más respetuoso con el medio ambiente, reduciendo el consumo de fertilizantes y fungicidas químicos, disminuyendo los costes de producción, y que necesita evitar las pérdidas que se producen en las cosechas, incrementando su productividad y, por tanto, obteniendo un mayor rendimiento económico.

Nuestra investigación va orientada hacia la economía circular, que resulta esencial para lograr una economía sostenible, competitiva y eficiente en el uso de los recursos.

Así, a partir de los residuos vegetales se recuperan los compuestos bioactivos que posteriormente se reincorporan de nuevo, en forma de bioproductos para la agricultura, haciendo que el sistema sea más sostenible, y, al mismo tiempo, disminuyendo el impacto medioambiental.

 

Ver fuente de la noticia.

Published On: 5 de octubre de 2022

Compartir esto en redes sociales